Cuando estás de parto, a medida que las contracciones progresan, el flujo de oxitocina en tu cerebro y en tu sangre se va transformando en un torrente. Entre sus muchas funciones, esta hormona es la responsable de las contracciones uterinas y de empezar a estimular el flujo de la leche materna. (Funciona tan bien que los médicos a menudo les administran pitocina, que es una forma sintética de la oxitocina, a las mujeres a través de una sonda intravenosa para inducir el parto.)
Cuando tengas en brazos por primera vez a tu recién nacido, ya estarás práctica mente nadando en oxitocina. Esta poderosa hormona es capaz de echar a un lado la fatiga y el dolor del parto, y sustituirlos por una gran sensación de euforia y amor. De acuerdo con el pediatra y especialista en el desarrollo infantil Marshall Klaus, el poder de la oxitocina es tan grande que en los hospitales donde se permite que las madres tengan en brazos y amamanten a sus bebés durante la primera hora tras el parto los casos de bebés abandonados son práctica mente inexistentes.
Pero no creas que los hombres son inmunes a los encantos de sus bebés o a los efectos de la oxitocina. Al igual que les sucede a sus parejas, los papás también reciben una buena dosis de la hormona del amor cuando ven por primera vez a sus pequeños. Eso explicaría las fuertes e inesperadas emociones que muchas veces arrebatan a los papás en la sala de partos.
El papá Steve Bradley nos cuenta que nunca había pensado demasiado en la paternidad, ni siquiera cuando su esposa alcanzó la fase final del embarazo. Ni mucho menos esperaba llorar cuando nació su hija. Pero no pudo contener las lágrimas al verle la carita a la pequeña Olivia: "Era como si lo hubiera estado negando, hasta que (durante el parto) se le empezó a asomar la cabecita", dice él. "Nació con la carita hacia arriba, mirándome a mí primero".
Los papás también pasan por otros cambios biológicos significativos. Un estudio realizado en Canadá en 2001 encontró que en los hombres los niveles de la hormona testosterona tienden a caer (al menos durante los primeros meses) cuando son padres por primera vez. Más intrigante aún es el hecho de que algunos hombres empiezan a producir más estrógeno, lo cual podría ser una prueba del poder transformador de la paternidad. Según Diane Witt, una neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias (National Science Foundation), el estrógeno hace que el cerebro se vuelva más sensible a la oxitocina, y esto supuestamente estimularía en los padres el deseo de amar, cuidar y proteger a sus bebés.
La oxitocina, sin embargo, no es el único componente químico del amor. También la dopamina, que es la base de las sensaciones de placer y bienestar en el cerebro, cumple un papel importante en el desarrollo del apego, tanto para ti como para tu bebé. Siempre que tienes en brazos, amamantas o meces a tu bebé los dos
Mientras tú disfrutas la agradable sensación que te brinda, la dopamina que recibe tu bebé le está ayudando a conectarse emocionalmente contigo. En 2004, un grupo de estudiosos italianos sacó esta conclusión al observar el comportamiento de bebés ratones. A los ratoncitos que no podían sentir la dopamina no parecía importarles si su madre estaba presente o no. Este experimento es la principal evidencia de que la dopamina cumple un papel crucial en el apego entre madre e hijo. Los padres adoptivos también disfrutan los efectos de la oxitocina y la dopamina cuando están con sus hijos, dice Witt; y también los hijos adoptivos, como todos los niños que han desarrollado un apego sano con quienes los cuidan, reciben dosis frecuentes de dopamina al estar con sus padres.
Por cierto, la dopamina es la misma sustancia que les da la sensación de bienestar a las personas que usan drogas como la heroína o la cocaína. En el fondo, los adictos a las drogas no buscan más que la misma sensación que fluye naturalmente en una relación ideal entre padres e hijos. La diferencia es que el amor paternal es infinitamente más sano.
reciben una dosis de esta sustancia como recompensa.
Cuando tengas en brazos por primera vez a tu recién nacido, ya estarás práctica mente nadando en oxitocina. Esta poderosa hormona es capaz de echar a un lado la fatiga y el dolor del parto, y sustituirlos por una gran sensación de euforia y amor. De acuerdo con el pediatra y especialista en el desarrollo infantil Marshall Klaus, el poder de la oxitocina es tan grande que en los hospitales donde se permite que las madres tengan en brazos y amamanten a sus bebés durante la primera hora tras el parto los casos de bebés abandonados son práctica mente inexistentes.
Pero no creas que los hombres son inmunes a los encantos de sus bebés o a los efectos de la oxitocina. Al igual que les sucede a sus parejas, los papás también reciben una buena dosis de la hormona del amor cuando ven por primera vez a sus pequeños. Eso explicaría las fuertes e inesperadas emociones que muchas veces arrebatan a los papás en la sala de partos.
El papá Steve Bradley nos cuenta que nunca había pensado demasiado en la paternidad, ni siquiera cuando su esposa alcanzó la fase final del embarazo. Ni mucho menos esperaba llorar cuando nació su hija. Pero no pudo contener las lágrimas al verle la carita a la pequeña Olivia: "Era como si lo hubiera estado negando, hasta que (durante el parto) se le empezó a asomar la cabecita", dice él. "Nació con la carita hacia arriba, mirándome a mí primero".
Los papás también pasan por otros cambios biológicos significativos. Un estudio realizado en Canadá en 2001 encontró que en los hombres los niveles de la hormona testosterona tienden a caer (al menos durante los primeros meses) cuando son padres por primera vez. Más intrigante aún es el hecho de que algunos hombres empiezan a producir más estrógeno, lo cual podría ser una prueba del poder transformador de la paternidad. Según Diane Witt, una neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias (National Science Foundation), el estrógeno hace que el cerebro se vuelva más sensible a la oxitocina, y esto supuestamente estimularía en los padres el deseo de amar, cuidar y proteger a sus bebés.
La oxitocina, sin embargo, no es el único componente químico del amor. También la dopamina, que es la base de las sensaciones de placer y bienestar en el cerebro, cumple un papel importante en el desarrollo del apego, tanto para ti como para tu bebé. Siempre que tienes en brazos, amamantas o meces a tu bebé los dos
Mientras tú disfrutas la agradable sensación que te brinda, la dopamina que recibe tu bebé le está ayudando a conectarse emocionalmente contigo. En 2004, un grupo de estudiosos italianos sacó esta conclusión al observar el comportamiento de bebés ratones. A los ratoncitos que no podían sentir la dopamina no parecía importarles si su madre estaba presente o no. Este experimento es la principal evidencia de que la dopamina cumple un papel crucial en el apego entre madre e hijo. Los padres adoptivos también disfrutan los efectos de la oxitocina y la dopamina cuando están con sus hijos, dice Witt; y también los hijos adoptivos, como todos los niños que han desarrollado un apego sano con quienes los cuidan, reciben dosis frecuentes de dopamina al estar con sus padres.
Por cierto, la dopamina es la misma sustancia que les da la sensación de bienestar a las personas que usan drogas como la heroína o la cocaína. En el fondo, los adictos a las drogas no buscan más que la misma sensación que fluye naturalmente en una relación ideal entre padres e hijos. La diferencia es que el amor paternal es infinitamente más sano.
reciben una dosis de esta sustancia como recompensa.

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